Vigilados todos por las máquinas de amor
y gracia
Me gusta pensar (¡y cuanto antes, mejor!)
en un prado cibernético donde mamíferos y ordenadores
vivan juntos en mutua armonía programada
como el agua pura tocando el cielo despejado.
Me gusta pensar (¡ahora mismo, por favor!)
en un bosque cibernético lleno de pinos y componentes electrónicos
donde los ciervos paseen tranquilos entre las computadoras
como si fueran flores con pétalos que giran.
Me gusta pensar (¡así ha de ser!)
en una ecología cibernética donde seamos liberados del trabajo
y volvamos a la naturaleza, retornando a nuestros hermanas y hermanos mamíferos,
vigilados todos por máquinas de amorosa gracia.
Richard Brautigan
Me gusta pensar (¡y cuanto antes, mejor!)
en un prado cibernético donde mamíferos y ordenadores
vivan juntos en mutua armonía programada
como el agua pura tocando el cielo despejado.
Me gusta pensar (¡ahora mismo, por favor!)
en un bosque cibernético lleno de pinos y componentes electrónicos
donde los ciervos paseen tranquilos entre las computadoras
como si fueran flores con pétalos que giran.
Me gusta pensar (¡así ha de ser!)
en una ecología cibernética donde seamos liberados del trabajo
y volvamos a la naturaleza, retornando a nuestros hermanas y hermanos mamíferos,
vigilados todos por máquinas de amorosa gracia.
Richard Brautigan
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